domingo, 3 de agosto de 2014

Poema 10 (Ven)

Pensé en escribirte.

Tres simples letras: VEN.

Ven a despedirte como es debido, que es lo mínimo que merecemos.

Ven, que aún te espero con las lluvias de la tarde, y el vino de las noches estrelladas.

Ven, que aún ansío retratarte sin prestar atención a mis manos temblorosas.

Ven, porque aquí nada ha cambiado. Ni el amor ni el deseo mueren con la ausencia.

Ven y acaba el trabajo, dándome el golpe de gracia con un NO definitivo.

Pero VEN...

viernes, 4 de julio de 2014

Poema 8 (Lunes)

Desearía poseerte al amanecer del lunes,
perderme en los placeres que encierras
antes de perderme en la tediosa rutina.

Despertar antes que el día, antes que tú,
antes que el mundo entero
y con sigilo, lanzarme a explorarte.

Ser el animal desatado que
se deshace de tus escasas ropas
y el viento que delicadamente te acaricia.

Adueñarme de tus caderas,
conquistar las cumbres de tus senos,
pastar en tu vientre y saciarme en el manantial de tu boca.

Ser dentro de ti, pasión inflamada e
incontenible, la fuerza que nos trastorna
hasta el sobrecogedor climax.

Besarte con cierta ternura, con cierta lujuria.
Admirarte por completo una y otra vez antes de partir.
Desearía ser tuyo un lunes al amanecer...

martes, 22 de abril de 2014

El retrato más difícil de dibujar

No son sus rasgos, la armoniosa asimetría de su rostro.
No son las luces que desde sus mejillas danzan con la sombras perfiladas en sus sienes.
No es el brillo de sus ojos, ni la sugestiva apertura de sus labios, leve como un susurro.
No es su sonrisa peculiar, ni el sin fin de pecas de su nariz, ni la conjugación de todo aquello.
Es el rostro de la añoranza, del deseo reprimido, de la pasión sofocada.
Es la sonrisa que enloquece, la mirada ajena.
Es la nostalgia, la amanada ausencia.
Es  retrato más difícil de dibujar...

domingo, 6 de abril de 2014

Delirium Tremens

La soledad me degüella en el instante en que le llamo. Ahoga el grito de su nombre.
La herida no sangra, pero la vida escapa por ella e intento cauterizarla con licor barato y amor propio.
Extraño lo que nunca fue, el placer de añorarle. El implícito masoquismo de esperar.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Leerte


Leerte, 
cual partitura intrincada de una sinfonía exuberante, a veces caótica. 
Aprender tu compás.

Leerte, 
con la emoción y el sentimiento de Neruda,
poemarios hechos piel tersa, carne tierna, y sangre ardiente.

Leerte, 
cual haiku breve y absurdo o soneto rosa o plegaria del alma. 
Paradójica por tu dualidad: simple y compleja.

Leerte, 
con los ojos cerrados y las manos abiertas, y la proclama de ser literato ciego. 
Sean tus formas mi braile

Artista

Disculpa los trazos bruscos
y el temblor de mis manos;
son rudimentarias y torpes,
pero apasionadas por el lienzo.


Ese que se tiende ante mi
cuando en sueños dispongo
de tu espalda desnuda y confiada,
para trazar mil formas.


De colores invertidos,
un cielo claro en tu piel blanquecina,
un mar de estrellas oscuras
personificadas por tus pecas y lunares.


Perdona si desafino y pierdo notas,
la ansiedad me devora
cuando tan sólo imagino
tocarte como se toca un violonchelo.


Con firmeza y ternura a la vez,
acariciando tu cuello y tu vientre;
dejar que del fervor nazcan
acordes frenéticos y melodias sublimes.


Excusa la incoherencia de mis letras,
se revuelven con el recuerdo no vivido,
el encuentro no sucedido
y el anhelo no cumplido.


Ese de crear
con tu cuerpo como instrumento majestuoso,
con tu piel como lienzo en blanco,
con corazón como metrónomo acelerado
y con tu alma una oda al júbilo.

lunes, 22 de julio de 2013

Tertulias

I. Los demonios de cada quien…


   - ¿Y bien?

   - ¿Y bien qué?

   - ¿Qué opinas?

   - ¿Realmente quieres saberlo?

   - ¿Porqué te lo preguntaría si no?

   - Está bien, te diré lo que pienso -dijo el hombre de camisa negra antes de tomar otro sorbo de café y luego continuó- , la verdad pienso que es una tontería.

   - ¿Porqué? -contestó atónito su interlocutor mientras se acomodaba las gafas.

   - Es muy simple en realidad, en los momentos que describes es cuando la mayoría ora, busca lo divino.

   - ¿Y eso que tiene de malo?

   - Que son precisamente los momentos para ser más humanos.

   - ¿A qué te refieres?

   - ¡Vaya que eres lento! -exclamó con un marcado tono de frustración y empinó nuevamente su tasa- ¿Cómo es que no has entendido? A veces me pregunto si realmente somos hermanos.
               
   - Es difícil de creer que lo dudes; sobre todo siendo gemelos -respondió con una sonrisa que solo lograba irritar a su hermano, el cual se sentía burlado.
                
   - Veamos; ¿Cómo te lo explico Gastón? ¿Con dibujitos?

   - Ya deja las rabietas y dime a que te refieres Paul. Explícame eso de lo divino y lo humano.

   - Bien -exhaló Paul resignado-, te decía que la gran mayoría de la gente busca a Dios, o a Alah, o a Buda, o cualquier otra divinidad que se te pueda ocurrir para escapar de su realidad. Buscan la manera de impermeabilizarse de lo que sienten, o de lo que podrían sentir. Pero dime una cosa. ¿Qué sentido tiene eso?
                
   - Sigo sin entender.
                
   - Te lo dije, eres lento.
               
   - Tú eres escueto.
   
   - Dime, ¿Te parece sensato cerrar los ojos a lo que pasa a tu alrededor? La vida a veces es como un perro que te arrincona, dispuesta a morderte, y a morderte con ganas. ¿Cerrarías tú los ojos si un perro rabioso te acorrala en un rincón? Y mientras le hablas al aire y esperas que alguien que no sabes si realmente existe o no te rescate.
                
   - No lo creo -contestó Gastón pensativo.
                
   - Por supuesto que no, serías idiota si lo hicieras.
                
   - Entonces; ¿No crees que sea buena idea lo de la misa?
                
   - Puedes organizarla si quieres, pero te garantizo que no va a cambiar nada.
                
   - Entiendo; pero… ¿Qué otra cosa puedo hacer?
                
   - Cruza los dedos para que el doctor no meta la pata. Es lo que yo haré.
                
   - ¿Irás a verla?
                
   - Claro, es mi madre. Sólo avísame cuando la internen.
                
   - Lo haré.
                
   - Bien, debo irme, la catequesis empieza en veinte minutos.
                
   - Está bien, un placer como siempre padre -concluyó Gastón mientras le tendía la mano.
                
   - Sabes que odio que me llamen así -replicó Paul con el ceño fruncido.

                
Gastón no dijo más, aunque si dejo escapar una corta pero sonora carcajada que atrajo hacia ellos la atención de todos en la cafetería, mientras su hermano se retiraba, no sin antes hacerse una señal con el dedo medio.