Dime cuantas veces transité este camino?
Tantas... y sin embargo nunca se formó un trillo.
Es tan difícil mantener el rumbo
cuando el viento borra tus huellas justo detrás de ti.
No hay trillos ni caminos en la arena.
Y en mi desierto de soledad fuiste la única rosa.
Eres el sol y yo un girasol
que buscó desesperado tu luz.
Eres rosa en el desierto
salvaje y con fragancia a peligro
y color de rebeldía y raíces aéreas.
Dime cuantas veces mi voz se ahogó entre ecos y dunas?
Oasis fugitivo, nunca quisiste calmar mi sed.
Sombra que nunca fue mi refugio.
Brisa dulce amarga que en mis ojos vertió
confusión, regocijo y sal.
Eres flor de arena y viento,
la imprudencia que me guío
al dolor que hoy me sustenta.
Dime cuantas veces más me toparé con tus espinas?
Y siembro la pregunta en suelo arenoso
donde solamente germinan los cactos y las hiedras.
Germina no en respuesta, sino en más interrogantes,
espinas que llevan tu nombre.
Eres historia que se aleja, como el río
que no regresa sobre sus pasos.
Y yo me siento en la orilla
deseando que la corriente se lleve
mis penas a un mar tan salado
como tantas lágrimas derramé.
Y el tiempo no te marchitó...