Leerte,
cual partitura intrincada de una sinfonía exuberante, a veces caótica.
Aprender tu compás.
Leerte,
con la emoción y el sentimiento de Neruda,
poemarios hechos piel tersa, carne tierna, y sangre ardiente.
Leerte,
cual haiku breve y absurdo o soneto rosa o plegaria del alma.
Paradójica por tu dualidad: simple y compleja.
Leerte,
con los ojos cerrados y las manos abiertas, y la proclama de ser literato ciego.
Sean tus formas mi braile