lunes, 31 de octubre de 2011

Aprendiendo a ser feliz

"Aprendiendo a ser feliz", esta es una frase a la que últimamente recurro seguido, lo cual no sería nada extraño, a no ser por el hecho de que realmente es algo nuevo para mí eso de "ser feliz", pues si bien es cierto, mi existencia no ha sido particularmente desafortunada, siempre he sentido un desazón con la vida, la falta de algo… lo que me parece realmente increíble es como puede cambiar esto de la noche a la mañana y si estamos dispuestos a permitirlo…

A continuación un intento de explicación sobre a que me refiero:

Todo comienza con algo tan cotidiano como una simple visita a la playa un viernes por la tarde, más que una visita, un intento de escape de lo cotidiano, de la agobiante rutina… ahí donde el día muere y la noche surge la noche cálida, la brisa salada, los maravillosos colores, el sonido del mar… una maravillosa mezcla de sensaciones si me preguntan. Nada tan relajante y gratificante como el contacto con la naturaleza… una semana más, y aun cuando todo parecía volver  a ser lo que era, de pronto la vida parece más llevadera, las cargas más ligeras y las penas menos agobiantes. Si a la escena anterior sumamos una abundante lluvia, el paisaje cambia radicalmente, pero no así el efecto, que en lugar de disolverse se potencia… quien se sienta angustiado, estresado o triste debería ir a caminar bajo la lluvia por la playa (eviten hacerlo si hay tormenta eléctrica), no hay terapeuta, psicólogo, psiquiatra, litio, diazepan, clorazepan, prozac o demás menjunje que iguale esa sensación de alivio, la lluvia de alguna manera lava el estado de ánimo de malestares. Este par de caminatas fueron algo así como (CTRL+ALT+SUPR) .


De hecho que últimamente pienso mucho (si, ya sé que suena pretencioso) y creo que he llegado a comprender algunos aspectos de la vida, de mi vida, a los que no había puesto mucha atención, sobre cómo las decisiones afectan nuestras vidas y las de los que nos rodean, y sobre como vemos la vida... A veces nos sentimos mal, tristes, insatisfechos, solos, nos preguntamos "que carajos estoy haciendo?" o "porque lo hago?" Y pensando en eso dejamos de ver lo que si tenemos, lo que si vale la pena, lo que si importa... Cuando uno aprende a ver las cosas de ese modo, uno aprende a ser feliz, creo yo.

En mi caso me he sentido triste y solo, viendo como la mayoría de la gente a mi alrededor tiene a alguien, como arruinan lo que tienen, como nunca están conformes y no se toman nada en serio a veces... Pero desde hace unos días para acá simplemente empecé a ver las cosas de forma diferente, y ni siquiera es algo que decidí, solo se dio... me dije a mi mismo, porque estar triste? Quizá no tengo a alguien en ese sentido específico, pero solo no estoy... De hecho en mi vida hay pocas personas pero todas son maravillosas a su manera… y desde entonces me dije: "quiero aprender a ser feliz".

La mejor parte de todo es que como para muchas otras cosas en la vida, se puede ser autodidacta, y no es necesaria una guía, a veces basta el instinto (de conservación? de supervivencia? sentido común? … que se yo?)

A partir de ese momento todo fue cayendo en su lugar, reconozco que tal vez la vida a veces no me da lo que quiero, pero siempre me da mucho más de lo que necesito, reconozco la necesidad de ser humilde, aceptar mis errores, y más allá de eso, aprender de ellos e intentar corregirlos. Comprendí que hay personas increíbles, aun cuando hay aspectos y actitudes de las mismas con las que no concuerdo, no puedo simplemente descartar lo que no me gusta y dejar lo que si. También entendí que camino por la vida con el corazón en la mano, que eso no va a cambiar... Por eso no me guardo nada, siempre digo lo que siento (aunque no siempre de la mejor manera), es eso algo bueno o malo? Pues no lo , pero así soy, está en mi naturaleza.


Supongo que en algún momento todo se revela, por lo pronto, sigo caminando, experimentando, pero sobre todo aprendiendo…




miércoles, 12 de octubre de 2011

Te miro, oh! playa añorada

Te miro, oh! playa añorada
promesa de paz nunca hecha
y esperanza de amor ilusoria.

Te miro a lo lejos y lloro,
pues se que no podré explorar
tu naturaleza rebelde y calma a la vez, 
ni podré abrigarme a la sombra de tu palma,
ni embriagarme con el aroma de tu brisa,
ni esculpir en tu falda areniscas formas de mujer.


Te miro y suspiro,
al ver al mar, insistente cual invasor
enviarte legiones, una tras otra y tras otra,
olas que cual soldados efímeros
asaltan tu voluntad, y al tiempo,
sitiada, cambiarán tu geografía.


Te miro; te miro y sin reaccionar
el viento me arrastra lejos,
lejos de ti, mi playa adorada,
de la ilusión que no fue,
del paisaje que he de admirar lejano
y luego tendré que olvidar.

sábado, 8 de octubre de 2011

Ocaso

Ocaso, allá donde muere el día
y la noche nace, o quizás despierte,
olas, brisa, inmensidad.

Cuantas huellas en la arena,
tan ligeras como el vuelo del albatros.
Tantas huellas en la arena,
tan efímeras como las penas de amor.

Bordes vivos, tejidos de blanca espuma
se pierden en la oscuridad de la noche,
y el espejo viscoso de arena,
convertida en oro, plata, bronce y sangre, ha dejado de brillar.

Sola?

Sola? Como puede pensar que está sola?
Si me tiene a mí,
y al mar inmenso, y al cielo infinito.

Si mira a mis ojos, verá mis ojos
y verá también su reflejo en ellos.
Sabrá entonces que no está sola?

Aún siendo cautiva  
en la prisión de mi mirada
no estará sola,
se tendrá a si misma, 
a su reflejo y a mi mirada.